Entrevista con el P. Mauro Giuseppe Lepori, Abad General de la Orden del Císter, durante la reunión conjunta UISG-USG (22-24 de noviembre de 2023).

Yo mismo participé en el Sínodo, fui miembro del Sínodo, así que tuve una experiencia de sinodalidad. Mi mayor necesidad es profundizar en ella. Me pareció que durante el Sínodo íbamos quizá demasiado deprisa. Es necesario detenerse, reflexionar, profundizar, y profundizar también en el contexto de la vida consagrada que vivo, de nuestras comunidades, de mi orden.

La esperanza es algo muy necesario y aparentemente no palpable. Creo que caminar juntos, tener compañía, estar acompañados en el camino de la vida, de la vocación o al afrontar los problemas, los dramas de la vida o de la historia, es lo que lleva la esperanza. Es como una llama de esperanza. Tenemos que llevarla, protegerla, y con una mejor que la comunión fraterna, caminando juntos, escuchándonos unos a otros, para darle un lugar donde sobrevivir y ser llevada al mundo, ser llevada a los demás.

Pertenezco a una orden que es mixta, donde ya convivimos hombres y mujeres, por ejemplo, en el Capítulo General y todas las estructuras de gobierno de la orden y la vida de la orden, formación, etc.

Creo que lo que podemos aportar a toda la Iglesia es precisamente esta experiencia de una colaboración que es diferente, que no está homologada, sino en la que cada sexo, cada sensibilidad aporta al otro este carisma.

Personalmente, he visto que con la participación de las hermanas, de mujeres en el gobierno de la orden, hemos pasado de una tendencia quizá más política o de poder en la gestión de los problemas a una actitud más de cuidado, más verdaderamente sinodal. Básicamente, hemos pasado de la política a la sinodalidad, de la gestión del poder al cuidado de las situaciones y de las personas. Y ésta es la gran aportación de las mujeres, que también ponen de manifiesto los carismas y dones de los hombres.