"Adviento y Migrantes" fue un espacio de reflexión espiritual con un enfoque particular en la situación de los migrantes.

Esta iniciativa, organizada por la Red Internacional de Migrantes y Refugiados de la UISG, nos acompañó durante este tiempo de Adviento.

Cada semana, exploramos un aspecto diferente de su experiencia de vida a la luz del Evangelio, que nos guió en nuestro camino hacia la Navidad, con el objetivo de concienciar y renovar nuestro compromiso con aquellos que se ven obligados a abandonar su tierra.

Para la celebración de Navidad, presentamos la última reflexión sobre el Evangelio de Lucas (2, 1-14), a cargo de la Hna. Carmen Elisa Bandeo, SSpS, coordinadora de la Red Internacional de Migrantes y Refugiados de la UISG.
 

Cuando trabajé en el Servicio jesuita a Refugiados, en Atenas llamó mi atención el gran número de madres solas con sus bebes. Me sorprendía su valor para ir en pos de una vida más digna y con niños tan pequeños. Supe un tiempo después que esos hijos eran fruto de alguna violación sufrida a lo largo del camino. Admiro desde entonces su capacidad de acoger la vida sean las condiciones que sean su origen, su capacidad de amar por encima de todo. 

Al leer el Evangelio de Lucas, donde nos narra el nacimiento de Jesús mientras José y María iban de camino a empadronarse a Belén, en una cueva de animales porque no había albergue para ellos. Vuelven a mi memoria los rostros de estas mujeres y sus hijos. Y se hacen añicos las representaciones idílicas de nuestros nacimientos y nuestros adornos navideños. Jesús nació, en una cueva de animales, en condiciones que no eran ni humanas ni dignas.

Dios escoge nacer en la marginalidad, en el camino junto a quienes no cuentan para la sociedad, junto a quienes no encuentran acogida …  Dios hace suyas estas realidades y estas personas. 

Que en esta Navidad, nuestro corazón, nuestras comunidades sean ese lugar que vuelve a acoger al Emanuel que aún sigue naciendo entre nosotros.