08/07/2024

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Del convento a los márgenes de la misión. Las religiosas en una iglesia en salida.

Del convento a los márgenes de la misión. Las religiosas en una iglesia en salida.

 

El artículo de Sor Patricia Murray, ibvm, Secretaria Esecutiva de la UISG, publicado en el Boletín UISG 184/2024.

 

No es posible examinar los cambios que se han producido en la vida consagrada femenina durante estas últimas décadas sin volver nuestra mirada al Vaticano II, examinando cómo sus deliberaciones y documentos posteriores han dado forma a la vida consagrada contemporánea. En la época del Vaticano II, había más de un millón de religiosas en todo el mundo y, aunque hoy la cifra ronda las 630.000, sigue siendo un número considerable. El último día del Concilio, el 8 de diciembre de 1965, los Padres Conciliares firmaron el decreto que aprobaba la creación de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG) formada por congregaciones femeninas tanto diocesanas como pontificias. La creación de esta nueva estructura permitiría a las religiosas establecer redes y comunicarse en todo el mundo, reflexionar juntas sobre los signos de los tiempos y discernir juntas cómo las religiosas podían responder a las necesidades de la Iglesia y del mundo.

 

Varios documentos del Vaticano II han influido de forma efectiva en la evolución y el desarrollo de la vida consagrada femenina. Si bien los documentos están dirigidos a todas las personas consagradas, la mayoría son mujeres. Las mujeres religiosas han reflexionado sobre todos los aspectos de sus congregaciones a la luz de estos y de otros documentos más recientes, discerniendo continuamente la llamada de Dios. En un artículo reciente, el P. Michael Czerny SJ afirmaba que “los Padres Conciliares redefinieron la vida religiosa sobre la base de la categoría “consagración”, sentando así las bases para el desarrollo posconciliar de una “teología del carisma” y un enfoque en el “misticismo de la vida consagrada.”1 A medida que las religiosas comenzaron a estudiar sus carismas fundacionales, comenzaron a reimaginar su vida y sus ministerios. Lumen Gentium, publicada en 1964, puso énfasis en el sacerdocio común de todos los bautizados y en la llamada universal a la santidad. También se veía la identidad del ser religioso definida más en términos de ser conformado a Cristo que de hacer. El significado de esta distinción se irá viendo a medida que pasen las décadas y que las religiosas en muchas partes del mundo comiencen a encontrar nuevas formas de traspasar sus grandes instituciones educativas, de salud y de bienestar social, para dedicarse a nuevos campos de apostolado donde su presencia, su “estar con el pueblo” era de vital importancia.

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