13/12/2024

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Adviento y Migrantes: 3ª semana

 

"Adviento y Migrantes" quiere ser un espacio de reflexión sobre temas de gran relevancia social y humana, con una atención particular a la condición de los migrantes.

 

Se trata de una iniciativa de la Red Internacional de Migrantes y Refugiados de la UISG, que nos acompaña durante este tiempo de Adviento.

 

Cada semana exploraremos un aspecto diferente de su experiencia de vida a la luz del Evangelio, que nos guía en nuestro camino hacia la Navidad, con el objetivo de sensibilizar y renovar nuestro compromiso hacia aquellos que se ven obligados a dejar su tierra natal.

 

Durante la tercera semana, el comentario sobre el Evangelio de Lucas (3, 10-18) está a cargo de la Hna. Janete Ferreira, mscs.

Acoger la Salvación con gestos concretos de justicia

 

El Evangelio del Tercer Domingo de Adviento nos presenta el cambio de vida que Juan proponía a todos los que lo buscaban a orillas del río Jordán. Este cambio debía traducirse en modificar efectivamente las actitudes. No bastan declaraciones de buenas intenciones; la conversión debe manifestarse con gestos.

 

Sin embargo, las personas pedían orientaciones más concretas. El Evangelista cuenta que ellos preguntaban: "¿Qué debemos hacer?" Esto significa la disposición para repensar la propia vida y para acoger la propuesta de salvación que viene de Dios. En su respuesta, Juan no pide gestos piadosos o prácticas religiosas especiales; sino que propone acciones muy concretas, que van en dirección a una vida más humana, más justa y más fraterna.

 

Podemos observar en este Evangelio que los "frutos de conversión" que Juan pide se refieren a comportamientos y actitudes hacia el prójimo. La mejor manera de preparar el camino al Señor que viene es, simplemente, cuidar nuestras actitudes hacia los hermanos y hermanas; la mejor forma de preparar el mundo para acoger la Salvación que viene de Dios es construir una sociedad más justa, más solidaria y más fraterna.

 

Aplicando este Evangelio desde la perspectiva del migrante y el refugiado, podemos decir que 281 millones de migrantes en todo el mundo han dejado su lugar de origen y, sin duda, muchos de ellos están entre los que pasan hambre porque algunos monopolizan los bienes que pertenecen a todos. Estamos llamados a responder con misericordia a nuestros hermanos y hermanas migrantes y refugiados. El Papa Francisco nos dice que la realidad de la migración hoy es "una herida que grita al cielo; no queremos que la indiferencia y el silencio sean nuestra respuesta."

 

Que en este tiempo de Adviento, preparándonos para acoger al Señor que viene, nos dispongamos a un cambio que se traduzca en una nueva forma de mirar a las personas migrantes y refugiadas y a acoger a cada hermano y hermana que Dios pone en nuestro camino.

 

¡Que la alegría del Dios migrante que viene hasta nosotros sea nuestra esperanza!