¿Cómo podemos vivir y comunicar la esperanza en un mundo marcado por crisis e incertidumbres? ¿Cómo hacerla visible, creíble y contagiosa? Estas preguntas guiaron el reciente encuentro “Comunicar la Esperanza: El Papel de los Medios y el Significado del Jubileo de la Comunicación”, organizado por la UISG un mes antes de la celebración del gran evento jubilar.

El foro fue una oportunidad para reflexionar sobre el papel fundamental de la comunicación en la construcción de un mundo más justo y solidario. Los ponentes—Hna. Rose Pacatte FSP, Hna. Adelaide Ndilu IHM, Hna. Cristina Valea Sobrino FSMP y P. Benedict Mayaki SJ—compartieron perspectivas y experiencias sobre cómo la narrativa de la esperanza puede convertirse en una herramienta concreta para transformar la sociedad.

Un concepto clave que surgió en sus intervenciones fue el hopetelling, es decir, el arte de narrar historias de esperanza, una invitación que también el Papa Francisco ha dirigido a los comunicadores para contrarrestar el pesimismo y la resignación. Pero, ¿cómo convertir este principio en una práctica cotidiana y concreta?

Narrar el bien sin simplificaciones

Uno de los aspectos fundamentales que se destacó en el diálogo fue la necesidad de visibilizar las historias de quienes construyen puentes y generan cambio, muchas veces ignoradas por los medios de comunicación. Sin embargo, contar la esperanza no significa endulzar la realidad o ignorar las dificultades, sino más bien ofrecer una narrativa equilibrada y auténtica, capaz de resaltar los signos de esperanza incluso en los contextos más complejos.

Los ponentes subrayaron la importancia de evitar simplificaciones y narrativas estereotipadas, brindando en su lugar espacio a testimonios reales que hablen de resiliencia, solidaridad y compromiso.

Los medios como espacios de diálogo y comunidad 

Otro tema central fue el papel de los medios como herramientas de diálogo y participación. Si bien el panorama comunicativo actual está dominado por una economía de la atención que premia el sensacionalismo, también ofrece nuevas oportunidades para amplificar voces a menudo ignoradas.

Los participantes destacaron la responsabilidad de los comunicadores en promover una información que no fomente divisiones, sino que contribuya a construir puentes entre culturas, pueblos y generaciones. La esperanza se comunica a través de historias que muestran el potencial de la colaboración y la solidaridad.

Educar en la esperanza en la era digital

Otro tema clave fue el papel de la educación mediática. En un mundo donde las nuevas tecnologías permiten llegar a públicos diversos, es fundamental formar comunicadores conscientes y responsables. Las plataformas digitales pueden ser herramientas poderosas para difundir mensajes positivos, pero requieren un uso cuidadoso para evitar la propagación de noticias falsas o narrativas tóxicas.

Los ponentes subrayaron la necesidad de una comunicación centrada en la verdad y la transparencia, con un estilo que no sea conflictivo sino constructivo. El objetivo es transmitir esperanza con autenticidad, sin perder de vista la realidad de los hechos.

Una misión colectiva para el Jubileo de la Comunicación

Este encuentro se inserta en el camino más amplio del Jubileo 2025: Peregrinos de Esperanza, que invita a reflexionar sobre cómo la comunicación puede convertirse en una herramienta de cambio.

El mensaje es claro: no basta con hablar de esperanza, es necesario vivirla y comunicarla de manera concreta para que se convierta en una fuerza contagiosa capaz de transformar el tejido social. Para los comunicadores eclesiales, esto significa también reconocer y testimoniar que el verdadero rostro de la esperanza es Jesucristo, centro del mensaje evangélico. Y quienes comunican dentro de la Iglesia tienen la responsabilidad de hacerlo visible y creíble, para que las palabras y las historias contadas conduzcan siempre a la fuente auténtica de la Esperanza.