22/02/2023

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En solidaridad con las víctimas de los terremotos de Turquía y Siria

En solidaridad con las víctimas de los terremotos de Turquía y Siria

 

Mensaje de sr. Nadia Coppa, ASC - Presidenta de la UISG

 

Con conmoción y dolor, deseo expresar mi cercanía a los miembros de la Unión Internacional de las Superioras Generales, a la población de Turquía y de Siria afectadas por el devastador terremoto del pasado 6 de febrero (y el 20 de febrero - NR)


Deseamos acercarnos con profunda solidaridad a las Comunidades cristianas y de las distintas confesiones religiosas y, de forma concreta, a las Congregaciones religiosas con presencia apostólica o a las hermanas y hermanos misioneras/misioneros, que están dando su vida en estos territorios. 


Tenemos grabadas en los ojos y en el corazón las dramáticas imágenes de una catástrofe sin precedentes. El número de víctimas es espantoso, las personas heridas son incalculables y los daños son inestimables. Las temperaturas extremas de este invierno tan difícil están retrasando y obstaculizando la llegada de los equipos de socorro y la desesperación no hace sino que aumentar día a día. Casi doce años de guerra en Siria, además de la pobreza, la pandemia y ahora el terremoto, están poniendo a prueba con dureza a un pueblo ya fuertemente afectado y parece difícil dar sentido a todo este dolor. 


Las noticias sobre personas encontradas milagrosamente abren el corazón a la esperanza y a la solidaridad de los socorristas, unida al movimiento de agencias humanitarias, organizaciones de voluntariado y técnicos, supone un respiro y alivia el drama de esta inmensa tragedia. El rostro de los supervivientes, marcado por la desesperación y el miedo, nos anima a una proximidad concreta y solidaria, no podemos dejar solos a nuestros hermanos y hermanas, sino convertirnos en voz de esta población, tantas veces olvidada.


Acogemos la llamada del Papa Francisco, queremos también nosotras participar en esta catástrofe intensificando nuestra oración y abriéndonos, en espíritu de solidaridad y de comunión, con las diversas iniciativas destinadas a recoger aportaciones para dar respuestas concretas a esta población tan golpeada. 


Mientras la sangre de tantas víctimas continua manchando la tierra a causa de las guerras y de los conflictos económicos, esta tragedia natural, nos invita con fuerza a unirnos en comunión y solidaridad, a convertir el corazón a lo que es esencial, a revestirnos de humanidad y de proximidad, signo profético de la presencia de Dios y garantía de un futuro posible para todos.


Permanezcamos unidas espiritualmente y materialmente a las víctimas afectadas con la certeza de que el Señor no abandona y sostengamos, con nuestra intercesión, a aquellos que son llamados a hacer frente a esta emergencia en primera línea. Que nuestra cercanía fortalezca, sostenga y ayude a superar este momento tan duro, ¡porque renacer es posible!

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