30/06/2024

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Un viaje sinodal hacia una teologia renovada

Un viaje sinodal hacia una teologia renovada

 

Del 26 de mayo al 2 de junio de 2024, la UISG celebró el Segundo Simposio de Teólogas Religiosas en Nemi (Roma, Italia).

 

Diseñado como una plataforma para teólogas religiosas, el simposio pretende alimentar la reflexión teológica sobre la vida religiosa haciéndola contextual y práctica.

 

Pedimos a algunas participantes que compartieran una reflexión personal sobre el simposio a través de entrevistas en vídeo y por escrito. A continuación, presentamos la de la Hermana Monica Benavides, de la Congregación de las Hermanas de la Divina Voluntad.

 

Como mujer, teóloga y religiosa de la Congregación de Hermanas de la Divina Voluntad, me siento profundamente conmovida por la experiencia vivida en el II Simposio de Teólogas Religiosas de la UISG, celebrado en Nemi, Italia, del 26 de mayo al 2 de junio de 2024. Este encuentro, enmarcado en la sinodalidad ha sido un espacio de gracia y transformación que ha reavivado en mí el compromiso con la reflexión teológica situada, contextual y territorial, al servicio de la vida consagrada y las realidades de los pueblos.

 

Hace un año, la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG) convocó a teólogas religiosas del mundo a participar en un proceso que hemos seguido de manera virtual. Luego, nos encontramos de manera presencial para celebrar el "II Simposio de Teólogas Religiosas de la UISG".

 

Llegar al punto de encuentro en Roma fue una odisea, ya que el "Giro de Italia" pasaba por la ciudad, lo que causó el cierre de las vías y la falta de transporte disponible. Decidí animarme y caminar durante una hora con mi maleta, buscando atravesar las callecitas llenas de gente. Bueno, nunca me he cansado de contemplar Roma, así que comencé a disfrutar de todo el entorno y de su belleza única. Corrí para llegar puntual, pero el autobús que nos llevaría a Nemi y mis colegas también se retrasaron por el mismo acontecimiento.

 

Al llegar a Nemi, nos encontramos con un mosaico de culturas, idiomas, contextos, reflexiones y corazonares que conformaban un panorama vibrante de la vida religiosa femenina en el mundo. La sinodalidad se hizo palpable en la escucha atenta, el diálogo respetuoso y la búsqueda compartida de nuevas perspectivas teológicas. Realmente, éramos “bonitas juntas”, en diversidad y sororidad. Esta imagen me transportó a otras mujeres en el mundo que unen sus esfuerzos y energías, su palabra sonora y vinculante para reparar, construir conocimiento colectivo y evidenciar experiencias políticas de resistencia y saberes, buscando el buen vivir junto a otras. 

La sinodalidad se hizo palpable en la escucha atenta, el diálogo respetuoso y la búsqueda compartida de nuevas perspectivas teológicas.

El simposio nos invitó a afinar nuestros sentidos para la escucha profunda, no solo de las palabras, sino también de los silencios, las emociones y las experiencias que cada hermana traía consigo. Notamos cómo la realidad de los distintos contextos de los cuales proveníamos marcaba nuestras reflexiones y nuestra forma de abrazar esa realidad. Esta escucha atenta, inspirada en el encuentro de Emaús, nos abrió a nuevas comprensiones de la realidad y nos impulsó a salir de nuestras zonas de confort para caminar juntas por senderos de reflexión teológica renovada. 

 

Nos sorprendió descubrir que no todas habíamos acercado la reflexión teológica a la vida religiosa. El simposio nos desafió a retomar esta tarea fundamental, preguntándonos por lo esencial de la vida consagrada y sus fundamentos, en un mundo cambiante e interconectado, y las reflexiones necesarias para acompañar la transición y renovación socioeclesial. El simposio nos movilizó en todos los sentidos. Nos inquietó a renovar liderazgos, estructuras y formas para andar más ligeras y vivir una vida religiosa en el mundo, encarnada, evangélica y sostenible.

 

El II Simposio de Teólogas Religiosas de la UISG ha sido un punto de inflexión en nuestro caminar. Nos permitió soñar juntas una reflexión teológica colectiva, con otras narrativas, centrada en la Palabra de Dios, que se manifiesta en la historia, en los acontecimientos y en la Madre Tierra. Una teología que nazca de la experiencia de las mujeres consagradas, que sea evangélica, mística, profética, sinodal y transformadora. Una teología que refleje el rostro poliédrico de la vida religiosa y que comparta recíprocamente su riqueza espiritual, carismática, intercultural y pluriversa con el mundo. Nos impulsó a poner a disposición la dinámica de una vida en común que renueva sus relaciones para cuidar y armonizar la vida, y a celebrar el acontecer del Reino de Dios, embelleciéndolo con los dones, ministerios y carismas, concedidos a cada persona.

 

Las mujeres religiosas teólogas seguiremos apoyándonos mutuamente en grupos de reflexión y comisiones de teología. A través de todos los ámbitos y estructuras en las que participamos, tanto a nivel local como internacional con la UISG, contribuiremos a cultivar el proceso sinodal. Soñamos con reencontrarnos con el grupo anterior y con quienes vendrán, para realizar simposios internacionales de teología sobre la vida religiosa, convocados por la UISG. Continuaremos tejiendo redes, alianzas, esfuerzos, participación, conocimientos y sabiduría, así como fomentando la amistad social.

 

Finalmente, las peripecias vividas para llegar al lugar del simposio, sorteando las calles romanas congestionadas por el Giro de Italia, se convirtió en una metáfora de nuestro propio camino como mujeres, teólogas religiosas. Atravesar obstáculos, caminar con esperanza y contemplar la belleza que nos rodea, incluso en medio del caos, son elementos esenciales para el discernimiento y la acción transformadora.

05/07/2024

Mary Baird

All well and good as I read the above. However, I think the missing element is the inclusion of the chaos. By that I mean that religious women as they restructure need to include those young lay women and men who are searching for community and ministry. They need not follow our history of vows as such but affiliate in new ways so that the Body of Christ is nourished and strengthened, that our theology can begin to incorporate what the young think and see today in their theology, a theology that deconstructs and decolonizes.

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