El día 24 de febrero recordaremos el estallido de la guerra en Ucrania. La UISG ha estado apoyando a congregaciones de hermanas que acogen a refugiados e inmigrantes en Ucrania y en los países vecinos.

El conflicto en Ucrania ha ensombrecido muchos acontecimientos este año con su carga de tristeza y dolor. Ucrania no es el único país marcado por el horror de la guerra. En este mismo período, hemos visto los conflictos en la República Democrática del Congo y Sudán del Sur, países que recientemente ha visitado el Papa Francisco. Estos han provocado mucho sufrimiento en las comunidades locales, y todavía causándolos, destrozando las vidas y la esperanza de millones de inocentes. Además, muchos conflictos, que no traspasan las fronteras internacionales, han seguido cobrándose un doloroso precio pasando desapercibidos o, a veces, casi olvidados.

En este momento, que marca un año de la Guerra en Ucrania y nos recuerda los conflictos de otras partes del mundo que están hiriendo a tantas personas, pedimos a las religiosas que arrojen una luz de esperanza, compartiendo con nosotras cómo pueden mantenerse firmes y crear un espacio para los heridos, los vulnerables, un espacio para la paz en un mundo lleno de conflictos. Cómo se sienten llamadas a ser ‘constructoras de paz’, creando la posibilidad del diálogo con aquellos que son llamados “el enemigo.”

Lea la oración por la paz escrita por la Hna. Mary John Kudiyiruppil, SSpS - Secretaria Ejecutiva Asociada de la UISG

Las aportaciones de las religiosas a la construcción de la paz son muy numerosas, pero lo que queda muy claro a partir de su testimonio personal es que creen en el valor y la dignidad de toda persona humana.

Las hermanas Felicianas en América del Norte dieron la bienvenida a una familia de cuatro miembros de Ucrania, ofreciéndoles hospitalidad para apoyar la iniciativa del programa del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, llamado Unidos por Ucrania. En sus palabras, “dar la bienvenida a nuestros nuevos vecinos ha sido un proceso de colaboración en el que muchas personas, incluidas las hermanas Felicianas en la comunidad y el personal de la escuela, los maestros, los miembros directivos y las familias de los alumnos, se involucraron". Toda una comunidad en Connecticut, Estados Unidos, parece haberse transformado con la presencia de una familia de refugiados llegada del otro extremo del mundo. Concluyen: "Ser testigos del impacto de la guerra en esta familia nos ha impulsado a realizar cualquier acción que podamos para trabajar por la paz en nuestro mundo".

Otras religiosas han estado sirviendo a sus comunidades en las zonas de conflicto. La Hna. Villana Kramartchouk CJ, realiza su misión en Kyiv en una guardería, Caritas-Spes International, inaugurada recientemente para 11 niños pequeños. Su experiencia le ha enseñado que “en la guerra hay confusión, miedo, decepción, dolor, abandono. Todos nosotros lo sentimos profundamente en nuestro corazón”. Para la Hna. Villana “ser pacificador es tratar pacientemente de sembrar la paz en mi entorno cada día con pequeños gestos, una palabra amable, apertura y actitud sensible hacia los demás, y llevar y testimoniar los valores cristianos con mi vida”.

Que en este tiempo oremos aún más intensamente por la paz en nuestro mundo herido; recordemos la dignidad de cada persona; trabajemos para sanar heridas y construir puentes de reconciliación; oremos para acabar con nuestra propia ceguera y prejuicio; colaboraremos juntos para que todos puedan vivir en paz y avanzar juntos como hermanas y hermanos, miembros de una única familia humana.

Oficina de Comunicación de la UISG

Lea la oración por la paz escrita por la Hna. Mary John Kudiyiruppil, SSpS - Secretaria Ejecutiva Asociada de la UISG