Caminos de transformación en la Vida Consagrada femenina

El 8 de diciembre de 1965, último día del Concilio Vaticano II, los Padres Conciliares firmaron el decreto por el que se aprobaba la creación de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG). Hace por tanto casi sesenta años, que la UISG une en el diálogo y la solidaridad a las congregaciones femeninas de derecho diocesano y pontificio de todo el mundo. Esto la hace ser testigo privilegiado de la evolución de la Vida Consagrada femenina a lo largo de estos años.

El Concilio marcó un punto de transición decisivo entre la idea de la Vida Consagrada como camino de perfección marcado por el individualismo y la afirmación de la Vida Consagrada como un «capital espiritual para todo el Cuerpo de Cristo» (cf. LG 43). Participando en la misión evangelizadora de la Iglesia, las mujeres consagradas están llamadas a vivir en cercanía con el Pueblo de Dios, respondiendo a las necesidades de la humanidad con el testimonio evangélico, con el carisma, con la vocación al amor, a la fecundidad, a la unidad, a la sororidad ...

Todo esto ha llevado a los profundos cambios que la Vida Consagrada femenina ha experimentado en los últimos años. Las religiosas han madurado nuevas formas de estar en la misión y en el ministerio, abriendo nuevos caminos para individuar y atender a todos los destinatarios privilegiados del Amor Crucificado y Resucitado: los pobres, los emigrantes, las mujeres, las víctimas de abusos, los niños, los ancianos, los que sufren...

Del convento a los márgenes de la misión. Las religiosas en una iglesia en salida.

Hna. Patricia Murray, IBVM

El Papa Francisco nos desafía a despojarnos del clericalismo y el elitismo y volver a la sencillez del Evangelio. Esto requiere un cambio cultural durante este cambio de época. Constantemente llama a la Iglesia a ser menos autorreferencial, a mirar más hacia afuera, animando a hombres y mujeres, laicos, religiosos y clérigos a caminar juntos y afrontar las ambigüedades y complejidades de la vida. ¿Cómo podemos responder al desafío de ser una iglesia en los márgenes hoy? ¿Dónde están las nuevas “periferias” y los nuevos “horizontes” que necesitan cercanía y proximidad? ¿Quizás el camino de la vida consagrada femenina desde el Vaticano II y los caminos emergentes puedan ofrecer a la Iglesia un mapa del camino a seguir? Requiere una atención constante a los signos de los tiempos, una escucha profunda de la realidad de la vida de las personas y una contemplación orante y un discernimiento que pueda sentir la invitación del Espíritu.

Abuso espiritual en la Vida Consagrada

Anne Kurz, FMVD

La característica más importante del abuso espiritual es la violación de los límites. Este viola la intimidad de la persona. La persona pierde su espacio de protección que pertenece a su dignidad y que merece el máximo respeto. Se trata, en definitiva, del “espacio” donde tienen lugar los aspectos más íntimos y profundos de la vida espiritual. Por eso, se habla también del “abuso de conciencia”. Como personas de Vida Consagrada, hemos de reconocer, que es aquí, donde el lugar de la vocación divina es golpeado hasta la médula. Allí donde se fuerza estructuralmente a las personas a dudar de su percepción de Dios y se les lleva a desconfiar de sus propias experiencias, anhelos y oraciones. En cambio, tienen que seguir lo que otras personas les dicen sobre “Dios y su voluntad”. Así se genera alienación y destrucción espiritual y humana.

Invisibles nunca más

Hna. Jean Quinn, DW

Las religiosas católicas tienen una presencia significativa en algunos de los lugares especialmente críticos del mundo donde se perpetra la violencia de género, concretamente en América Latina. Pero teniendo en cuenta las cifras crecientes de violencia de género en todo el mundo, es crucial que nosotras, como religiosas, ampliemos nuestra presencia en organizaciones e iniciativas laicas. La Doctrina Social de la Iglesia Católica afirma que la solidaridad “no es, pues, un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos” (“Sollicitudo Rei Socialis”) (Cuestión social, n.º 38, 30 diciembre 1987).

“Sal de tu tierra…”

Hna. Antonietta Papa, FMM

La condición de inmigrante es común a un gran número de personas desde Abraham hasta nuestros días: hay personas que emigran obligadas por la situación socio-políticaeconómica-religiosa y por el cambio climático; hay inmigrantes por opción, para mejorar su vida; inmigrantes también niños, solos, no acompañados, enviados a reunirse con parientes en Europa, todos llamados a afrontar mundos distintos a los suyos, con todas las dificultades que esto comporta. Sé que no todos encontrarán lo que esperaban, y conozco las contradicciones y la complejidad a la que deberán hacer frente. Algunos no serán capaces de integrarse, otros cometerán delitos, pero todos, después de haber arriesgado la vida de modo diverso, esperan una vida mejor y nosotras deseamos que verdaderamente la tengan. No es pietismo, es creer en la humanidad, y nosotras queremos creer en ella.  Por esto estamos aquí y permanecemos aquí. Con nuestra pequeña contribución buscamos marcar la diferencia y esperamos que cada uno desde su propia realidad y con sus recursos, marque esta diferencia junto con nosotras.

¿Lo urgente o lo esencial?

Hna. Marie Laetitia Youchtchenko, OP

¡Sí, la misión es urgente, pero nuestra responsabilidad con las hermanas extranjeras es esencial! Démosles la posibilidad de una formación en profundidad, démosles los medios para una vida religiosa plena. Esta pasa por periodos de tiempo dedicados al estudio, noches de sueño lo suficientemente largas para que el cerebro pueda asimilar los nuevos conocimientos, por un acompañamiento personalizado y cuidadoso… todo ello durante un periodo que no puede limitarse a unos meses. En términos más generales, es bueno reflexionar también sobre el lugar que damos al estudio de la lengua en la formación permanente de nuestra congregación.

Recuerdo del Cardenal Eduardo F. Pironio, nuevo beato

Cardinale Aquilino Bocos Merino, CMF

La sinodalidad estuvo en su mente, en su corazón, en su palabra, en sus pies y en sus manos. Y quizá fue este su mejor aporte a la vida consagrada, a la que tanto amó y por la que ofreció su vida, haberla abierto, desde la Presidencia del Consejo de Laicos, a la correlación y colaboración con los otros miembros de la Iglesia: con la Sede Apostólica, los Obispos, los sacerdotes y los laicos. Como por instinto, buscaba la armonía y construir juntos un mundo mejor. En definitiva, hacer que la Iglesia fuera: Luz de las gentes y Esperanza de los pueblos. Los religiosos siempre estaremos agradecidos por todo lo que hizo por la vida consagrada. No olvidaremos que en su tiempo de Prefecto de la CIVCSVA se publicaron, entre otros, estos grandes documentos: Mutuae relationes, Religiosos y promoción humana, y Dimensión contemplativa de la vida religiosa.

Boletín UISG 184/2024