Entrevista con la Hna. Mary Johnson , Superiora General de las Hermanas de Notre Dame de Namur (SNDdeN), en la reunión conjunta UISG-USG (22-24 de noviembre de 2023).

Creo que el Sínodo aporta esperanza no sólo a la Iglesia, sino al mundo. La visión de diversos hombres y mujeres de muchas naciones diferentes, sirviendo en muchas funciones diferentes en la Iglesia, sentados alrededor de mesas en el Aula del Sínodo fue una imagen que siempre recordaré. Las religiosas de muchas naciones hemos estado sentadas alrededor de mesas en nuestras asambleas y capítulos durante las últimas décadas. Pero ver una reunión de la Iglesia de esta importancia, utilizando esta poderosa imagen: no había cabecera, no había fin de mesa, había igualdad de voz e igualdad de escucha.

Creo que esa imagen seguirá siendo una imagen motriz a medida que avancemos y vivamos el Sínodo. En este momento, creo que el Sínodo ha dado esperanza al mostrar al mundo que las personas pueden tener puntos de vista muy diferentes, proceder de experiencias muy distintas, con mentalidades muy diferentes, y que pueden reunirse para tratar de comprender y discernir colectivamente y, en nuestro caso, para que la Iglesia discierna la voluntad de Dios, el deseo de Dios para la propia Iglesia y la labor de la Iglesia.

Me dio una gran esperanza, en un momento de tremenda fractura en el mundo, de que personas que mantienen posiciones muy diferentes puedan también sostener colectivamente los puntos de vista de otras personas, y avanzar, con esperanza, hacia un lugar en octubre de 2024 en el que hagan un regalo aún más profundo y más grande a la Iglesia y al mundo.

La forma más obvia en que hombres y mujeres podríamos colaborar sería a través de nuestros ministerios. Durante las últimas décadas, las religiosas y los religiosos han continuado sosteniendo ministerios históricos y lo que algunos llaman ministerios tradicionales, y al mismo tiempo han ido a los márgenes de la sociedad, creando nuevos ministerios en respuesta a las necesidades de la gente de nuestros días, especialmente de los que más sufren.

Creo que sería muy emocionante y un poderoso testimonio ver a religiosas y religiosos probando cosas nuevas en términos de ministerio y compartiendo esas ideas, especialmente con los más jóvenes, para demostrar la energía y la creatividad del ministerio.