En la primera sesión de las conferencias Post-Asamblea Sinodal, organizada por la Oficina de la Iniciativa de Sinodalidad de la UISG, las delegadas de la UISG al Sínodo de los Obispos compartieron sus experiencias y emociones vividas durante el evento. El encuentro fue moderado por la Hna. María Cimperman, referente de la Iniciativa de Sinodalidad.

La sesión se realizó en formato virtual y contó con la participación de aproximadamente 260 personas, quienes pudieron escuchar las reflexiones de las cuatro delegadas sinodales:

• Hna. Mary Barron, OLA, Presidenta de la UISG y Superiora General de la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de los Apóstoles
• Hna. Pat Murray, IBVM, Secretaria Ejecutiva de la UISG
• Hna. Elysée Izerimana, SDN, Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret
• Hna. María Nirmalini, AC, Superiora General de la Orden Carmelita Apostólica y Presidenta de la Conferencia de Religiosas en India (CRI)

Las discusiones abordaron temas de gran relevancia, enriquecidas por las aportaciones de las participantes, quienes compartieron experiencias concretas, visiones teológicas y sugerencias prácticas.

Durante el encuentro, se reflexionó sobre el camino sinodal como un proceso de renovación espiritual y reforma estructural para la Iglesia. Se subrayó la importancia de colocar la sinodalidad en el centro de la misión de la Iglesia, haciéndola más participativa y capaz de responder a los desafíos del mundo, promoviendo siempre la escucha mutua. En particular, se invitó a las religiosas a reflexionar sobre cómo vivir la sinodalidad dentro de sus congregaciones, incluso en contextos donde no haya una presencia directa a nivel parroquial.

Se destacó el papel crucial que las mujeres deben tener en el proceso sinodal. Se resaltó el esfuerzo del Sínodo por fomentar una mayor participación e igualdad entre todos los miembros de la Iglesia, fortaleciendo una escucha más inclusiva.

También se enfatizó la necesidad de renovar las prácticas religiosas y revisar las estructuras que rigen la vida religiosa, para hacer las congregaciones más sinodales y preparadas para afrontar los desafíos contemporáneos.

Se mencionó como central el concepto de discipulado misionero, subrayando la importancia de una Iglesia que transmita la alegría del Evangelio, favoreciendo un diálogo continuo y una escucha atenta a las necesidades de los pueblos. La misión de la Iglesia fue descrita como una llamada a “hacerse prójimo” y responder a las urgencias del mundo actual.

Las delegadas sinodales destacaron la importancia de una escucha profunda, considerada fundamental para una conversión interior y un discernimiento que incluya todas las voces, especialmente las más marginadas. Solo así el Sínodo podrá convertirse en un auténtico espacio de inclusión y participación.

El encuentro concluyó con una reflexión común, donde se invitó a promover la sinodalidad en la vida cotidiana. Entre los temas abordados estuvieron la acogida de los católicos de otros ritos, el fortalecimiento del discernimiento comunitario y la implementación de prácticas sinodales a nivel local, incluso en ausencia de estructuras parroquiales formales.

Finalmente, se renovó el compromiso de construir una Iglesia acogedora, inclusiva y misionera, preparada para caminar unida, con esperanza y confianza frente a los desafíos del presente.