16/08/2023

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Caminando en la Sabiduría del Espíritu

Caminando en la Sabiduría del Espíritu

 

La intervención de la Dra. Jessie Rogers presentada durante el evento de la UISG "Profundizando la Plenaria", que tuvo lugar del 3 al 5 de mayo de 2023.

 

El Espíritu Santo está presente en la vida de todo creyente individualmente y en la Iglesia. Cuando recibimos el Espíritu Santo en el bautismo somos incorporados al Cuerpo de Cristo. El Espíritu trabaja en la Iglesia empoderándola para convertirse en catalizadora, para actuar como la levadura de la obra salvífica de Dios en el mundo. Si bien es difícil expresar con palabras, somos la actualización del cuerpo de Cristo en tiempos y lugares concretos, llamados y equipados para ser canales de bendición divina en el mundo. ¡No debería extrañarnos que san Pablo reaccionara con tanto disgusto ante las divisiones y facciones dentro de las iglesias a las que escribió! Como miembros del Cuerpo de Cristo somo atraídos a una comunidad en el Espíritu que trasciende las diferencias y divisiones. Nuestra vocación fundamental es penetrar más profundamente en el misterio de la vida divina. Debemos ser testimonios a través de la transformación de nuestras propias vidas y comunidades, del poder de Dios que obra en el mundo para realizar el futuro bendecido hacia el cual el Espíritu está guiando a toda la creación. Ahora, nuestra experiencia como comunidad cristiana debería ser una anticipación de la salvación que nos llena de esperanza para el futuro del cosmos.

Podemos identificar las huellas dactilares del Espíritu allí donde hay una profundización de la conexión dadora de vida

En nuestras propias vidas, experimentamos el consuelo del Espíritu Santo, el poder transformador que nos acerca hacia una semejanza con Cristo. El mismo Espíritu que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en nosotros (Romanos 8,11). Seguramente eso muestra una diferencia en nuestras posibilidades presentes y no solo en nuestra esperanza futura. El Espíritu Santo actúa en el bautizado, en la Iglesia y en la creación. Hay una coherencia, una continuidad en esta obra. Podemos identificar las huellas dactilares del Espíritu allí donde hay una profundización de la conexión dadora de vida, donde la comunidad florece y se profundiza en la comunión.

 

No podemos ignorar que hay también un empuje hacia la desintegración y alienación. Podemos llamarlos de muchas maneras: el maligno, el pecado, ‘los poderes cósmicos de estas tinieblas presentes [y] las fuerzas espirituales del mal en los espacios celestes’ (Efesios 6,12) En todos existe un intento de dominación a través de la violencia y la coerción, en cada uno de los despectivos rechazos hacia una de las criaturas de Dios y en todo impulso destructivo. Es un compañero insidioso para el celo religioso que se aferra a una forma de verdad y que endurece el corazón y rompe la comunión. El Documento preparatorio de la primera fase del Sínodo sobre la Sinodalidad avisa contra un actor oculto que promueve ‘formas de rigor religioso o mandamiento moral que se presenta como más exigente que el de Jesús y de la seducción de una sabiduría política mundana que pretende ser más eficaz que el discernimiento de espíritus.’ La sabiduría espiritual nos exige discernir los movimientos que nos acercan o alejan de Dios para que sepamos cuándo decir ‘sí’ y cuándo decir ‘no’.