Del 26 de mayo al 2 de junio de 2024, la UISG celebró el Segundo Simposio de Teólogas Religiosas en Nemi (Roma, Italia).

Diseñado como una plataforma para teólogas religiosas, el simposio pretende alimentar la reflexión teológica sobre la vida religiosa haciéndola contextual y práctica.

Pedimos a algunas participantes que compartieran una reflexión personal sobre el simposio a través de entrevistas en vídeo y por escrito. A continuación, presentamos la de la Hermana Marie Desanges Kahindo Kavene, Sierva de María

Me llamo Marie Desanges Kahindo Kavene, Sierva de María de origen congoleño. Estudié en Loyola París en Francia, donde vivo desde 2022. Actualmente estoy involucrada en el trabajo pastoral en las escuelas, mientras mantengo vínculos con Loyola París como investigadora asociada en el departamento de teología práctica y pastoral. Como teóloga religiosa, el aspecto que me fascina es salir al encuentro de la gente, especialmente de los más pobres, porque tienen otro enfoque de la vida, me revelan otro rostro de Dios y otras formas de estar en relación con él, consigo mismo, con los demás y con la naturaleza.

Tuve la gran alegría de participar en persona en el simposio de teólogas religiosas de Nemi, después de 4 encuentros celebrados a distancia. Esta doble experiencia fue muy enriquecedora para mí. Durante el simposio, me impresionaron mucho los diferentes temas abordados por las hermanas de procedencias muy diversas. La imagen que me vino a la mente durante las sesiones de presentación de nuestros trabajos fue la de un inmenso rompecabezas de muchos colores. En efecto, cada reflexión era importante y tenía su lugar; cada una reflejaba un aspecto de la vida religiosa en toda su belleza y fragilidad, en el corazón de una Iglesia y de un mundo en sufrimiento y en esperanza activa y gozosa.

Los principales retos que he tenido que afrontar están relacionados con la escucha como fermento de transformación en nuestras propias formas de vivir la vida religiosa, de hacer Iglesia conjuntamente y de vivir nuestras misiones en la realidad de nuestro mundo. Estas son las preguntas que me han rondado por la cabeza desde el simposio: dados los cambios que se están produciendo en la vida religiosa y en la sociedad actual, ¿qué estamos llamadas a hacer? ¿A quién y cómo escuchamos para atrevernos a reinventarnos, para atrevernos a ser creativas permaneciendo fieles a nuestros carismas? ¿Qué cosas nuevas estamos llamadas a hacer, para que las formas de vivir la vida religiosa hoy se encarnen en la realidad de nuestras congregaciones y de nuestros contemporáneos? ¿Cómo podemos repensar la teología de los consejos evangélicos para que se vivan en una dinámica de vida en un mundo donde las relaciones se ven a menudo desde la perspectiva del tener, de la autonomía individualista y del poder de dominación? En un momento en que el aumento de la violencia se está convirtiendo cada vez más en un fenómeno global que afecta también a nuestras congregaciones (países en conflicto), ¿cómo podemos hacer de nuestras comunidades verdaderos lugares de fraternidad más allá de las ideologías o situaciones que alimentan la violencia enfrentando a unas personas contra otras? ¿Cómo repensar la formación inicial y permanente en este contexto? 

Estas cuestiones exigen una interacción entre las congregaciones: Hoy, "el futuro de la vida consagrada está en la intercongregacionalidad" (Hermana Antonita). Mi sueño es que esta interacción sea ya efectiva, a partir del núcleo formado en Nemi, para que las teólogas puedan formarse al servicio de la vida religiosa a través de encuentros, reflexiones compartidas y la publicación de colectivos sobre uno o varios temas: Intercambiar, Escuchar, Escribir, Ensanchar son, me parece, formas de contribuir al proceso de sinodalidad en la Iglesia de hoy.