Buenos días, queridas hermanas, Superioras Generales, miembros de los Consejos, y a todas vuestras comunidades.

Acabo de llegar hace unos minutos a este encuentro internacional de Superioras Generales y se me ha pedido el favor de transmitiros un saludo. Lo hago con mucho gusto.

Me presento: soy Ángel Fernández Artime, Cardenal, y desde el pasado 6 de enero, Pro-Prefecto del Dicasterio para la Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. Es un servicio que asumo con un profundo deseo de servicio y colaboración, al lado de la Prefecta del Dicasterio.

Estamos aquí juntos para encontrarnos y saludar a muchas de nuestras queridas Superioras. Aprovecho esta ocasión para mostraros mi absoluta disponibilidad en el deseo de colaborar y caminar juntos.

En este año jubilar, que nos invita a la esperanza, os recuerdo que la esperanza que viene de Dios nunca defrauda. También quisiera compartir una convicción profunda. Como religioso consagrado, Salesiano de Don Bosco, puedo afirmar que la vida consagrada es fascinante. Continúa siendo un testimonio de belleza y una llamada a un camino de seguimiento de Cristo, a pesar de los desafíos de nuestro tiempo.

Siento en el corazón el deseo de construir juntos un camino que nos permita transmitir el entusiasmo de esta vocación que nos ha cautivado y que representa nuestro primer amor.

Os saludo con verdadero afecto, asegurándoos mi oración. Agradezco esta valiosa oportunidad de encuentro y presentación.

Que Dios os bendiga. ¡Hasta pronto!

Con cariño.